2 de junio de 2006

Capricho

Ahora me siento como plena niña en desamparo.
Como el niño que entra a la tienda y pide eso…
- “Ese dulce”
- Este?
- “No, ESE dulce, yo quiero ESE dulce, el que esta allá, en ese estante, entre los amarillos y los verdes, no, el rojo no”
- Ese?, y por qué no otro?
- “No sé, quiero ESE dulce, no, no, no el de sabor a menta, ni el de vainilla, o fresa, o mora, quiero ESE”.
Ahora me siento como el dulce y no es halago.
Y después que? Hay que saber lo que hace un niño con un dulce. A la larga, qué pudo haber pasado? ó pensado?

Pero en vísperas de la profundidad de lo superficial, y para evitar tanta autopreguntadera, en este instante porque después pensaré distinto, quiero que quien haya quemado mi maleta con cigarrillo se vaya al soberano infierno. Punto.

Créditos: Al dulce y al fumador.

1 comentario:

ccogua dijo...

Llegue por las degustaciones de conchita de mar y me gusto el post punto