16 de junio de 2008

Paca

La lora de la casa vecina madrugó el domingo a reírse y me acordé de una historia que mi madre cuenta de su infancia con mucha gracia... vivían en una casa grandísima en la que compartían el gran solar interior con otras familias; en medio del patio había un árbol gigantesco en el que se la pasaba una lora muy vieja que madrugaba en las mañanas a decir CEEECIII, CEEEECIII; CECI evidentemente era la dueña de la lora y la única persona de la que recibía su pan con chocolate. O sea, que CECI se paraba a darle de comer ó se regaba a madrazos.


Así que cada vez que la lora no era alimentada por Ceeeciiii pues se desmandaba en groserías, y peor era cuando los muchachos se peleaban debajo del árbol donde vivía el animalito porque este empezaba a gritar fuerte y claro: ¡!!SE AGARRRRRARON¡, ¡SE AGARRRRARON HIJUEP…!!! ¡!SE AGARRARON!!!!
¿Quiéeen le había enseñado groserías a la lora???? Era lo que el padre de Ceci le preguntaba a los niños que jugaban en el patio, a lo que todos decían que ninguno. La respuesta de mi madre es que en efecto ninguno, ó mejor, ninguno en especial porque eran todos los que se ponían a jugar bolas al lado la lora y ella no repetía sino lo que ellos se decían entre si.

Claro, que la lora era mañosa y le encantaba pararse al pie de la estufa de carbón en la que se cocinaba por aquella época, situación que no era del agrado de Don Nicanor (padre de Ceci) y cuando le dio un manotón para sacarla de ahí se ha desmadrado la lora de nuevo, y ahí si, casi llega a su fin porque la metió de cabeza entre el estanque y casi la ahoga, dice mi madre que casi, porque le tocó rogar a todos los demás presentes para que no lo hiciera y al final sacó a la lora toda mojada y asustada con las plumas hechas ñacos.

Y de ahí en adelante, la susodicha solo se callaba cuando Don Nicanor pasaba y si los chicos andaban por ahí jugando solo se le acercaba a la cabeza para decirle: PIOJITO, PIOJITO, PIOJITO…
En fin, que mi madre sale con unas historias buenísimas y que en ese punto, la lora de acá había dejado de reírse y ahora decía ¡!MAAAAAMAAA!!!


Créditos: A mi má.

4 comentarios:

Pi dijo...

cómo historia está buenísima; pero cómo realidad, paso.... que me despierte una lora.. je ne sais pas...

abrazos

Para-Lelo dijo...

Jejeje... Entre la lora y el bebé tenemos para rato.

Josefa dijo...

jajaja... te lo dije, si no te enloqueces nos haces reir con todas las historias que vas a tener

Milo Martínez dijo...

Yo nunca he tenido certeza de qué tipo de animal se trata... llegué a pensar que se trataba de un gato desquiciado que aprendió a hablar por el verano al que lo sometieron las feas gatas del barrio.


En todo caso, afortunado yo en mi cápsula insonora y oscura, que impide la hostilidad del ruido y la luz mañanera.