Noche apacible, sueño apenas profundo, a lo lejos, se escucha la cotidiana música de este barrio: salsa, rancheras y reggaetón.
Noche fría, cobijas calienticas, sueño profundo, se escucha música pero mi cerebro no registra el volumen.
De repente, un grito desde la ventana del apartamento de arriba:
“¡¡CÁLLENSE, CERRRDOS!!!”
Susto de madre, música de rancheras muy, muy cerca, noche horriblemente fría y pensamientos inconexos acerca de a quien mandar linchar a la mañana siguiente.
2 comentarios:
Voto porque, con el próximo sueldo, os compreís unos tapones auditivos (...)
Yo les habría dicho puercos.
Publicar un comentario